Todo lo maravilloso comienza de algo pequeño, diminuto, microscópico, invisible al ojo humano; una partícula, una célula, una esperanza que nos lleva a conocer lo más bello e intangible de razón, la vida.
Cuando un ser humano nace es un bloc de hojas blancas esperando que la tinta comience a hacer arte, no existen límites en los bordes ni reglas, estigmas o modelos, solo lo extraordinario de la expectación.
Así, un 28 de febrero de 1984, en la Ciudad de México, nació Natalia Lafourcade, un átomo que crecería en Coatepec, Veracruz, un lugar hermoso que inspira, hasta convertirse en una de las mujeres más importantes de México no solo musical, sino artísticamente en el sentido extenso y si se me permite estricto de la palabra.
Con padres músicos, y envuelta en sonidos melifluos, Natalia incursionó a la música desde edad muy temprana; tocando guitarra, piano y educando su voz, fue controlando su talento innato, sin siquiera tener en mente el lugar al que llegaría.
Twist… aunque muchos lo ignoran y otros más lo desconocen, Natalia pasó por muchas etapas de autoconocimiento, es lo que este trabajo tratara de rescatar, pues a través de los discos, iremos encontrando una Natalia diferente, más madura y sabia. Así, a la edad de 14 años la cantante mexicana comenzó a involucrarse quizá con el “medio artístico”.
Los 16 años son esa edad incómoda de autoexploración, desesperación y rebeldía, no eres niño, no eres adulto, no eres nada, más que un ente tratando de encontrar la razón de tu existencia, y a esa edad el botón floreció y Natalia comenzó a escribir; un año después la chica de 17 años sería nominada a un Latin Grammy en la categoría a Mejor Nuevo artista, con su disco homónimo.
Natalia Lafourcade (disco) fue publicado en 2002, con el sello de Sony Music; un álbum que define la juventud de principios de los 2000’s con ritmos pop, y característico de la época, sin embargo lo que hizo diferente este disco de muchos otros, en primer momento es la voz tan singular de Natalia, seguido de la lírica que nos lleva a un viaje en la cabeza de una adolescente, pasando por el caos mental, y las posibilidades de experimentación. Un disco que conceptualiza, lo complicado que es la transición de la que se hablo con anterioridad, y que marcaría el inicio de una artista diferente, con su propio estilo.
Una mujer que siendo prácticamente desconocida, con un talento extraordinario que la llevó a participar en la musicalización del film Amar Te Duele, donde claramente marcó su esencia de lo que sería como artista.
Natalia empieza un viaje, y no va sola, pues con ella un grupo de seguidores que la han acompañado desde los inicios, harán de sus melodías el soundtrack de toda una generación.
Este primer disco contiene canciones que nos llevan a la exploración de la sexualidad, de sentir la libertad y encontrar en otro el placer, parafraseando sin ser soez, solo precisa y dulce al oído, como lo es Mango.