20 años de trayectoria, 8 discos, 19 canciones incluyendo las mañanitas y dos horas de show, es como se reduce el concierto de Jumbo en el Metropolitan.
Texto: Luis Guillén
Fotos: Rafael Salinas González
Todo está en completa oscuridad, el ambiente es frío, no estoy temblando porque afortunadamente tengo puesta mi chamarra de mezclilla. A mi alrededor gritos, hombres y mujeres al unísono conjuntan sus voces en ese ruido, siento como mi corazón se acelera, los nervios comienzan a llegar a mí e instintivamente busco su mano pero recuerdo que no está aquí –pinche Summer-; respiro un poco, atónito y expectante permanezco sentado, ¿preparado? Nunca lo he estado. Los gritos se intensifican, el celular marca las 21:02 del 31 de octubre del 2019 y entonces, alzo la vista…
“Siempre caminas detrás, sigues la triste confusión, siempre te dejas llevar, en repetición, otra vez” (En repetición) comienzan a tocar desde el escenario Clemente Castillo, Flip Tamez, Charly Castro, Iñigo Rizo y Beto Ramos los regios que conforman Jumbo y quienes en compañía de un magnífico ensamble comienza la conquista del territorio Mexa, de nuestra Tenochtitlan, emulando a Cortés –no me refiero a Lolita- y su ejército de gachupines hace más de 400 años atrás.
“Siempre me dices que no sabemos, vamos caminando mal, vamos caminando hacia atrás” (Caminando hacia atrás) continúan cantando los paisanos del Pato Zambrano, que para hacer más efectivo el dominio de la carnita asada sobre la guajolota han echado mano del colombiano Juan Galeano –así como los tigres en la Liga BBVA con otros extranjeros- para tener todo el control del juego en lo que ya parece ser un conflicto internacional.
21:20 hrs. Marca la hora en mi celular, no hemos llegado ni a la media hora de concierto y en mi mente ya suena más familiar “elote en vaso” que “esquite” para referirme al elote en vaso… carajo, esta conquista está siendo más efectiva que la de tu corazón. En el escenario, sentado en un sillón rústico/colonial/vintage/supersónico Castillo interpreta esa rola melodiosa que no había escuchado antes “Puedo ver las estrellas, no hagas que dejen de salir” (Estrellas) mientras las parejas se abrazan, besan y romancean, al tiempo que yo maldigo tu nombre -nocierto,sicierto, jeje.-
- ¿Alguna bebida? –me pregunta una señorita, quizá presagiando lo que se viene.
- ¿Tiene Carta blanca? –pregunto, digo debo ponerme acorde al momento.
-No, joven –me desalienta y alaga la señorita.
-Bueno, ni hablar, tráigame un obscura –pido, pues no me puedo quedar con esa sed peligrosa, correría el riesgo de que me hiciera daño y ese derecho sólo lo tiene "Susana", mi a’pa y la chona. En la conquista regia, la caballería ha hecho su trabajo en voz de Alberto Arcas, despojándonos de nuestra identidad garnachera al interpretar Cada vez que me voy, dejándonos a merced de la infantería… “Yo sin tu amor me volvería loco, yo sin tu amor, me pasaría solo platicándole al viento, solo extrañando tus besos…” (Yo sin tu amor) comienza la emblemática canción de mi güerita consentida Alicia Villarreal en voz de la Tijuanense Vanessa Zamora quien se ha unido a las filas regias formando así todo un bloque norteño que comienza a apoderarse del centro.
La conquista se ha consumado, los hijos del Cerro de la silla han ganado, tras tocar Después, Jumbo, la emblemática banda de la avanzada regia nos tiene en sus manos y como si fuese parte de un escenario surreal, me siento trasladado al Volcan, la casa del Tigres y Messie Gignac durante la última final. Con celular en mano y brazo al cielo, alumbro con la pantalla en dirección al escenario mientras Fotografía en voz de Castillo y Vacación (proyecto alterno de Caloncho y David Aguilar) bajan los decibeles de un recinto eufórico hasta ese momento.
-¡Olé, olé, olé, olé, Jumbo, Jumbo!; ¡Olé, olé, olé, olé, Jumbo, Jumbo! –escucho corear al unísono a todo el Metropolitan después de haber cantado las mañanitas por los 20 años de trayectoria de los vatos de Jumbo, mientras mi piel se enchina muchísimo más que la de Ariel (Alfredo cálmate po favo) en una peda con sus compas.
En el concierto Nos vamos a encontrar ya me hizo pensar que volveré a ver a “L” y a los aficionados del Cruz Azul que volverán a ver un campeonato más; A veces en voz de Daniela Spalla (una versión muy Rosa de ella) me trajeron a la mente, como diría Jawy a “Mi chiqui” –incondicional la condenada-; Mil emociones no acuñé a algún recuerdo pues es nueva pero Rockstar me recordó a la preparatoria y mi corta época en los escenarios con mi bandita de adolescente “rebeldes” –Vamos Nukz, ahora Ciervo, creo en ustedes- y Siento que con el emblemático coro “Siento que me quieres hoy, siento que mañana ya no” en voz de Daniel Gutierrez trajo a mi mente como he valido queso desde pequeño, justo así, como la carrera de varios ex académicos.
“Ya no me amas, ya no me quieres, sólo me odias. Todo bien” (Aquí) canto en compañía de todos en el Metropolitan el último tema de Manual de viaje a algún lugar lejano al tiempo que Jumbo disfruta y vive al máximo esa canción, con la que consagran dos décadas de trayectoria –poco menos de lo que el Azul sin ser campeón- siendo un referente del rock nacional.
“Y es que lo dudo, a veces me has llorado por un beso, llorando de alegría y no de miedo. Lo dudo que te pase igual con él.” Canté a todo pulmón, como adolescente con su primer corazón roto viendo RBD en los 2000`s, aquella versión corta venas y melódica de Lo dudo, del Tributo a José José Vol. 1 –el mejor- gracias a que Jumbo a diferencia de la creencia que tenemos de los regios, no son codos y nos regalaron 5 temas más Enséñame a olvidar, Lo dudo, Cámara lenta, Alienados para siempre y Monotransistor para continuar con la carnita asada, la carta blanca, el cerro de la silla y las mochadas de manos en el Metropolitan, nueva embajada de Monterrey en CDMX, lugar donde el elote es en vaso, se come pollo loco acompañado de joya de ponche y se apoya a la UANL o el Monterrey -ojalá no sea el Monterrey-.
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