Después de unas fiestas que gritaban al ritmo de ¡Viva México Cabrones! Y un posterior 16 de septiembre, con calles vacías en una CDMX que se antoja transitar en busca de una barbacoa que nos devuelva a la realidad, revisamos la agenda para ver a donde iremos a tirar el roll.
Si bien es cierto que Paris nunca duerme, yo pienso que el rock nunca duerme y es por eso que vamos directos a la colonia Roma, este barrio de arquitecturas afrancesadas y modernas, siempre ruidosa de día y de noche, siempre referente en mil historias, libros, revistas, películas y que sigue en constante transformación y que decir; si es el marco perfecto para ir directos al Foro Indie Rocks y ser testigos de la historia que escriben los de La Lupita.
Después de una larga espera, que de no ser porque al lado alguien hace que se nos olvide con la pelea del Canelo y que, gracias a falta de batería que murió en el quinto asalto, jamás nos enteramos del desastroso empate. Los señores de La Lupita hacen acto de presencia y Héctor Quijada se arranca con Gavilán o Paloma y el público que se olvida fácilmente de la espera. Responde al unísono y el foro se hace recinto de las notas que armonizan con los brincos de la banda que desde la primera rola, ya anda prendida.
El concierto fluye con los éxitos de la banda que fusiona perfectamente los ritmos igual de una ranchera, que de una balada o la psicodelia funk y su estilo sigue fluyendo con una asistencia prendida y entregada.Un foro lleno confirma que La Lupita es la historia escrita en vivo con cada uno de sus conciertos, desde principios de los noventa, con un Héctor Quijada y un Lino Nava haciendo mancuerna de buena música. Y es que escucharlos post fiestas patrias entregados a sus fans, no nos queda más que confirmar que hay grupo de los noventas para rato.Seguimos escuchando los éxitos más fregones, que nos han hecho bailar por más de dos generaciones y que mejor rola de contrabando y traición para sentenciar“Ayer dieron el grito por la patria y ahora daremos el grito a nuestro estilo, al más puro rock ¡VIVAN LOS DUG DUGS, VIVA EL TRI! ¡Cómo no gritar por los héroes que nos dieron patria y rock!
No debían faltar los solos con Roberto Palomo al bajo y entregado para su público, Erick García en los teclados con un sólo que nos recuerda fusiones jazzísticas tan interesante, la batería de Mersi se escucha potente, con ganas de prender a la banda, como lo hace Lino Nava y este recibe el apoyo de la asistencia que reconoce la importancia de su labor en el grupo.
Héctor solo pide un aplauso para sí y como carajos no se lo van a dar si la banda reconoce su trayectoria.
Maldito amor es de las últimas rolas y suena con esa intensidad característica que dan ganas de apurar un mezcal o cantársela al oído a las nenas que llegaron acompañadas de sus mariachis vestidos de negro y larga cabellera por sombrero, ¡cómo no!.
Si nos ponemos exigentes, debemos decir que la espera, la larga espera, nos quedó a deber la famosa y consabida ¡Otra, Otra, Otra! Ellos sólo se marcharon, para perderse por la puerta que les vio entrar al escenario y nosotros, el público asistente, sabemos que es 16 de septiembre y también, ya queremos irnos a casa y subir la experiencia bien vivida a las redes sociales, pero los hotdogs de la salida, los jochos del foro nos seducen con esas tiras de tocino.
¿Qué le servimos joven?
¡Diablos!
¡Yo si le compro antes de que me diga señor!